miércoles, 5 de mayo de 2010

“Delegado del Lunes”


Quizás uso las colaboraciones o peticiones para satisfacer intrigas que una tiene; al fin y al cabo soy humana y de natural curioso, la verdad.
Siempre me ha llamado la atención algo que es más común de lo que parece, gente que pertenece a dos hermandades del mismo día. Ese era el caso de Enrique Henares, amigo, cofrade y aficionado a las letras, así que aprovechando la excusa y los tres adjetivos anteriores le pregunté el porqué; su respuesta es esta:


DELEGADO DEL LUNES


Me pide mi amiga Mercedes una colaboración para sus Nuevos Albores de Primavera sobre la dualidad de mi Lunes Santo: Penas de San Vicente y Santa Marta, por la que, como imaginarán, me pregunta extrañado todo el que desconoce las circunstancias que me llevaron a pertenecer a ambas corporaciones. Paso a detallarles.

Mi historia cofradiera, como la de todo sevillanito que se precie, arranca nada más nacer. Mi padre, que siete años antes –en 1973- había sido uno de los integrantes de la primera cuadrilla de hermanos costaleros de Sevilla bajo el Cristo de la Buena Muerte, y que poco después sería secretario primero de la hermandad, me hace hermano de los Estudiantes. Mi tío y padrino Manuel no quiere ser menos y me apunta a su Hermandad del Calvario. Extrañamente a nadie se le ocurre hacerme hermano de Santa Marta, en cuyo grupo joven se habían conocido mis padres a primeros de los setenta. La cosa no queda ahí, no sé exactamente cuándo –nunca supieron aclarármelo, así que imagino debió ser fruto de uno de esos instantes de exaltación amistosa que tanto nos gustan a los cofrades- me hacen hermano de las Aguas de la calle Dos de Mayo. Pese a todo –gran sorpresa causará a muchos- la primera túnica que visto es la de Montesión en un Jueves Santo, el de 1985, que lejanamente recuerdo como muy lluvioso, mojada de la Virgen del Rosario, a paso de mudá camino de la Anunciación, incluida. La de la Plaza de los Carros era la cofradía a la que de pequeños pertenecieron mi padre, sus hermanos y sus primos, los cuales salían con varita ante el palio cada Jueves Santo. Una túnica, e incluso la varita con la cruz y el cáliz, andaba por casa de la abuela -¡cuántas veces jugaba de niño a ser nazareno mirándome cubierto por el antifaz en el espejo de la peinadora!- así que sin ser hermano, ni pretender integrarme en el cortejo en momento alguno, allá que me la plantaron para hacerme las fotos que dada mi “negritud cofrade” aún no tenía como los demás tiernos infantes. Tuve otra experiencia nazarena de ingrato recuerdo -a causa de un capirote y un antifaz pequeños- a los once años, formando parte del cortejo que acompaña a la Virgen Niña de Guadalupe. Fueron las dos únicas de la infancia. Empezaba a darme cuenta que lo mío es ver los pasos desde fuera, o acaso un par de días desde abajo.

Algo mayor decido tomar las riendas de mi vida cofrade y la revoluciono. Pido quedarme sólo con los Estudiantes –a la que desde hace poco tampoco pertenezco- y decido elegir una hermandad en la que buscar mis propias experiencias. Por su valor sentimental está a punto de ser Santa Marta, por razones de amistad la Cena, pero finalmente –por esta misma causa- termina siendo las Penas de San Vicente; corría el mes de diciembre de 1997 y para colmo de bienes la hermandad residía de forma provisional muy cerca de mi casa. En las Penas vivo momentos extraordinarios, a buen seguro muy semejantes a esos que cualquiera que ha formado parte activa durante años de una hermandad habrá vivido en ella. El primer año salgo de penitente tras el Señor; después durante cuatro de acólito delante de la Virgen de los Dolores (dos con un cirial y dos con incensario); los tres años siguientes vuelvo a ponerme la túnica y a coger la cruz (si bien sólo salimos uno); incluso, durante este periodo, puedo cortarme la coleta en el acolitaje, saliendo de incensario del Señor de las Penas en el Vía Crucis de las Hermandades. Llega 2006 y mi vinculación con la hermandad ha languidecido; ese mismo año mi hermano y yo nos hacemos hermanos de Santa Marta, cumpliendo una vieja cuenta pendiente, ya que si no es por ella no estaríamos en el mundo. Aquel Lunes Santo no me pongo la túnica para disfrutar de mis dos hermandades en la calle. En 2007 –tras el descanso de un año- vuelvo a San Vicente, esta vez como costalero del Señor de las Penas, si bien por divergencias con Antonio Santiago a la hora de trabajar sólo duro un año bajo los dos pasos que saqué con él: las Penas y la Misión. Desde entonces vivo muy gustoso el Lunes Santo, disfrutándolo desde fuera, viendo cofradías a lo largo de 12 horas. Quienes me conocen saben que es lo que me gusta hacer, como antes comenté.

Hoy puedo decir con orgullo que soy hermano de las tres hermandades que yo mismo elegí y en las que tengo mis vivencias y recuerdos cofrades; dos de Gloria: Madre de Dios del Rosario y la Salud de San Isidoro, y las Penas de San Vicente. También de Santa Marta, donde no tengo tanto vivido, pero donde sé que soy querido como lo son mis padres desde hace mucho tiempo.

Como veréis no soy nada “chovinista cofrade”. En varias hermandades: San Isidoro, los Servitas, las Aguas... tengo más buenos amigos que en las mías propias, debido a los muchos buenos ratos disfrutados en ellas; me siento hermano de sentimiento de la Hiniesta (una cofradía que me vuelve loco, pero a lo que no tengo previsto pertenecer); como casi todos creo que en la Amargura radica la perfección; y sólo mi devoción hacia la Virgen de los Reyes y Sor Ángela es comparable a la que siento por el Señor de Pasión. Pese a todo y pese a que en muchas ocasiones haya que dar la versión reducida –ésta es la extensa, y demasiado- de la explicación, mis hermandades penitenciales son y serán, si Dios me da salud, por muchos años las Penas de San Vicente y Santa Marta, tanto monta monta tanto. Por eso algún amigo cachondón gusta decirme que qué Delegado del Lunes se pierden en el Consejo conmigo.

Enrique Henares Núñez
Primavera de 2010

9 comentarios:

Manolo Ruiz. dijo...

jajajajjajaaj Hernarito tranquilo que yo soy el delegado del Martes Santo, que ya he salido en cuatro del dia! jajajajjaja

Anónimo dijo...

Resumiendo, un jartible, como más de uno y una, que va para presidenta del Consejo, ya que no hay hermandad de penitencia o gloria en la que no conozca a alguien...y no está muy lejos.

Anónimo dijo...

Hazte un hombre en el puerto y luego nos vamos de fulanas.

M. Andréu dijo...

Si te sirve de algo, yo hago doblete el Viernes Santo: Tres Caídas y la O.
Las cosas de la vida...

Mercedes Serrato dijo...

Costalero Enmascarado, otro para la lista…

Anónimo, más bien anónima, muy graciosa si… hay demasiada gente ya que aspira a ser Presidente y Presidenta del Consejo, no le añadas más….
Miguel, también pensé en ti como persona dual de día, pero ya has colaborado y te dejo respirar un tiempo…

Besos a todos

Barrabás dijo...

Mi hijo es Super Delegado. Dos Hermandades del Martes Santo y dos de la Madrugada.

Saludos.

Calleferia dijo...

Acabo de descubrir este rincón y me ha gustado mucho Mercedes.

En cuanto a Enrique, que decir. A mi, hace mucho tiempo que me ganó (a pesar de ese costal que saca a veces que parece de Bin Laden).

Un abrazo.

Mercedes Serrato dijo...

Barrabás, vienvenido y tienes razón, el chico es un delegado polivalente, mucha dualidad.

Mi querido Calleferia, aunque no goza de una de esas madureces maravillosas de ciertos actores o vinos, este rinconcillo ya tiene un tiempo, pero nunca es tarde para encontrarlo y a mí me agrada mucho que pasees por aquí. Lo de la moda en los costales sería para analizarlo… que cosas…

Muchos besos

PEDROHUELVA dijo...

una vida movida la de este hombre

bueno si le gusta.

¿ pero, realmente se disfruta en tantos sitios?

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