Lo repetía, convencida, una y mil veces, casi enfadada. Yo apenas lo recuerdo pero me lo han contado: “¡Es Viernes, déjame ir al Gran poder que es Viernes!” Y no lo era, era Martes, o Domingo o Miércoles, lo mismo daba, porque era igual de complicado para mi madre hacerle ver que era cualquier día menos el que ella quería.
No voy a hablar de lo duro o triste que es el alzhéimer, no quiero ponerme triste ni poner a nadie así, pero me parece bello recordar que mi abuela, tan devota como era del Señor de Sevilla y su bendita madre, cuando ya empezó a estar afectada por esta enfermedad tuvo al Señor presente. A ratos más lúcidamente, a ratos algo menos, pero siempre presente. Acabó viviendo en un mundo en que todos los días eran un fantástico Viernes en el que ella iba a San Lorenzo…
Hoy es Viernes, hoy Jesús del Gran Poder vuelve a estar en su basílica. Hoy muchos son felices por este hecho, y yo sé que desde el cielo mi abuela Carmen está especialmente contenta, porque lo dicho, hoy es Viernes en San Lorenzo.
Foto: Antonio Sánchez Carrasco
No voy a hablar de lo duro o triste que es el alzhéimer, no quiero ponerme triste ni poner a nadie así, pero me parece bello recordar que mi abuela, tan devota como era del Señor de Sevilla y su bendita madre, cuando ya empezó a estar afectada por esta enfermedad tuvo al Señor presente. A ratos más lúcidamente, a ratos algo menos, pero siempre presente. Acabó viviendo en un mundo en que todos los días eran un fantástico Viernes en el que ella iba a San Lorenzo…
Hoy es Viernes, hoy Jesús del Gran Poder vuelve a estar en su basílica. Hoy muchos son felices por este hecho, y yo sé que desde el cielo mi abuela Carmen está especialmente contenta, porque lo dicho, hoy es Viernes en San Lorenzo.
Foto: Antonio Sánchez Carrasco