Es complicado saber por dónde empezar. Es reiterativo disculparse más por el abandono que cada poco sufre este rincón. Es triste que este espacio se encuentre tan vacío en Cuaresma. Es una pena la de posibilidades que tiene esta ventana y lo poco que las trabajo. Pero no tiene más sentido lamentarse, más hoy, que con algo de suerte y ayuda espero poder comenzar un apartado que desde el principio quise incluir en Albores.
Esperaba que ciertos amigos y conocidos colaborasen de una u otra forma con el proyecto, al fin y al cabo es lógico, y me encanta poder compartir opiniones, visiones y experiencias cofrades, ya que hay tantas formas de vivir la Semana Santa como sevillanos en las calles. Incluso más, hoy de hecho es el caso puesto que la persona que llega a estas líneas no es nacido en esta ciudad, aunque eso no impide que pueda ser un cofrade en todo el sentido de la palabra cuando llegan las fechas. Esto es lo que hace que su texto de hoy sea más interesante si cabe.
Los habituales de la blogosfera lo conocerán por Moe de Triana; bajo ese nick se encuentra Álvaro Ballén, natural de Sanlúcar de Barrameda, que si alguno no está muy puesto en geografía, es ese bendito sitio donde el Guadalquivir abraza al Atlántico y mueren los suspiros que Triana derrama en el río.
Para los que hemos vivido la Semana Grande desde el carrito es imposible fijar un punto en el calendario, un momento o una fecha en que se desató por completo la pasión por esta fiesta, y eso es una pena en cierto modo. Álvaro por suerte puede contarlo, tiene conciencia de un momento, un pistoletazo de salida en que vió transformarse esta ciudad por primera vez y para siempre, un instante que se hizo eterno cuando por primera vez pudo ver una Sevilla diferente al abrir los ojos.
ABRIENDO LOS OJOS
Para todo en esta vida hay una primera vez, y yo jamás olvidaré ese día en el que vine a Sevilla dispuesto a conocer su Semana Santa, dejándome enredar por el olor a azahar, mientras a paso ligero me diluía entre una marea de personas en busca de toparme con la esencia más pura de la primavera sevillana.
Siempre he dicho que esta ciudad son sus barrios, por eso, aquel año, quise tomarle el pulso a las cofradías que le dan vida a esas zonas alejadas del centro, para así disfrutar de sus callejones, de sus avenidas, pasear por sus aceras, ver como sus calles se coloreaban de túnicas nazarenas, palpar el ambiente y presenciar como de los portales salían familias enteras dispuestas a acompañar a sus imágenes camino del corazón de una ciudad que durante esos días late más fuerte que nunca.
Pocas cosas me arrebataron tanto, como ver que mientras la trasera del palio de
Así pasaron las horas y pasaron siete dias que me marcaron para siempre, tanto, que ya no soy capaz de faltar a esa cita en la que un domingo por la mañana, un paseo de palmas nos dice que está con nosotros la semana grande,
Álvaro Ballén Pozo
Sevilla, Cuaresma de 2010
4 comentarios:
Me ha encantado, Mercedes, ver una nueva entrada en este Nuevos albores de Primavera.
Magistral la mano de quien viene colaborada. Recuerdo siempre con satisfacción que mi entrada en este mundo del blog vino auspiciada por Una Gata Roma y una tasquero que hay por Triana que tiene un taco de guasa.
Un abrazo para los dos y que siga esta triste Cuaresma que Dios quiera nos esté conduciendo a una explendorosa Semana Santa.
Qué callaíto te tenías lo de la nueva sección. Me alegro mucho.
Moe hiciste bien yéndote a los barrios, además allí a los amarillos no se miran raro.
Un beso gordo a los dos artistas.
Es que cuando algo entra por los poros del alma, esos que se van recargando de miradas y sabores de miel y azahar... cuando te pasa eso no admite el cuerpo otro chute de nada mas...
saludasso y bessazo
Antonio
Iba a disculparme por responder tarde, pero otras veces lo he hecho peor, jejeje
No cogé ventaja, nuevas incorporaciones como tú son siempre algo agradable y maravilloso. Me alegro que te guste y prometo darle más vida a esto, o intentarlo…
Zapat, la nueva sección dará para mucho, o eso espero, jejeje
Antonio, casi parecía que hablabas de carnaval, y tienes mucha razón, son mundos ligados en cierto modo, uno no existe sin el otro…
Muchos besos a los tres
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